La viruela y el mono
Guillermo Guevara Pardo
Licenciado en Ciencias de la Educación (especialidad biología) de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, odontólogo de la Universidad Nacional de Colombia y divulgador científico.
En días pasados el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió que el aumento de casos de viruela del mono, viruela símica o mpox en África constituía una emergencia de salud pública de importancia internacional.
La viruela fue una enfermedad contagiosa grave que durante siglos mató a millones de personas hasta que las campañas mundiales de vacunación la erradicaron del planeta, logro certificado por la OMS en 1980; desde entonces no se vacuna a nadie contra tal patología.
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La mpox es una zoonosis (enfermedad que se transmite al hombre desde un animal vertebrado) causada por un virus relacionado con el variola virus, el patógeno de la vieja viruela.
Los virus están formados por un fragmento de ácido nucleico (ADN o ARN) rodeado de una cubierta proteínica. Son los parásitos más especializados de la naturaleza pues para reproducirse se apropian de la maquinaria genética de una célula.
Un virus puede ser tan espeluznante como el xenomorfo de Alien, que durante su escalofriante metamorfosis utiliza humanos como incubadoras para sus descendientes; igual lo hacen algunas avispas que inmovilizan una araña o una cucaracha, le inyectan los huevos para que en su interior se desarrollen las larvas, que se alimentan del cuerpo vivo del animal.
Lo primero que hace un virus cuando se va a reproducir es integrar su ácido nucleico al ADN de la célula la cual se dedica a fabricar nuevos virus hasta que muere, momento en que libera la nueva generación de partículas virales; el ciclo de horror molecular continúa con la infección de nuevas células.
Las bacterias han desarrollado mecanismos de defensa para identificar y eliminar ADN viral. El descubrimiento de este sistema ganó el Premio Nobel de Química en 2020 y hoy tiene aplicaciones tecnológicas en ingeniería genética.
El virus causante de la mpox se identificó en 1958 en Dinamarca en un centro de investigación donde usaban monos y el primer caso de la enfermedad se reportó en 1970 en la República Democrática del Congo (RDC).
En África existen dos variantes o clados del virus: I y II. El clado I se encuentra en África Central y el II, en África Occidental. En junio de este año se reportó la existencia de la subvariante Ib que fue la que encendió las sirenas de la OMS, pues se transmite más rápidamente y es de mayor mortalidad.
África reportó este año 18.000 casos sospechosos o confirmados, que superan todos los de 2022 y 2023. Para 2022 el virus ya se encontraba por fuera del continente africano; el brote global de ese año fue causado por el clado II, menos mortal que el I.
Desde la RDC la enfermedad se ha extendido rápidamente a los países vecinos: Burundi, Ruanda, Kenia, Costa de Marfil y Uganda. En Burundi, en una semana, se pasó de 3 casos a 400, mientras que, de los 541 fallecidos hasta agosto de este año, 535 ocurrieron en la RDC.
La RDC tiene cerca de 100 millones de habitantes; el 80% de la población vive en condiciones de pobreza extrema y la esperanza de vida es de algo más de 50 años. Este país, expoliado ayer por las antiguas potencias colonialistas, hoy es víctima de la voracidad de las transnacionales de la minería, padece una deforestación preocupante, explotación del trabajo infantil, condiciones laborales precarias, un sistema de salud deficiente, acceso limitado al agua potable, elevadas tasas de prostitución, en fin, todo un caldo de cultivo creado por los poderes económicos mundiales que facilita la propagación veloz de cualquier enfermedad infecciosa.
En Colombia todos los casos han sido causados por el clado II. El Instituto Nacional de Salud (INS) informó que entre julio de 2022 y agosto de 2024 se confirmaron más de 4.000 afectados y ningún fallecido.
Por las redes sociales circulan noticias erróneas sobre la viruela del mono: la mpox no es una enfermedad exclusiva de personas homosexuales, el virus no se transmite por el aire sino por el contacto estrecho entre personas y sus fluidos corporales, a través de los objetos (sábanas, toallas) tocados por quienes estén infectados o por animales salvajes portadores del virus.
Otras falsedades también han hecho carrera: no es cierto que la enfermedad se produzca por la aplicación de vacunas contra la Covid-19 contaminadas con un vector de la viruela del mono, son engañosas las noticias sobre nuevos confinamientos, no es verdad que el virus de la viruela símica esté relacionado con el herpes zóster pues son virus diferentes, engaña quien diga que ya se ha declarado el fin de la emergencia sanitaria por la mpox.
Hay que hacer caso omiso de toda noticia que carezca de base científica; lo recomendado es informarse con entidades como la OMS, la Organización Panamericana de la Salud, el INS, los profesionales del ramo y recordar que «Lo bueno de la ciencia es que es verdadera, creas o no en ella» (Neil de Grasse Tyson).