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miércoles, 6 de noviembre de 2024
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Las preocupantes razones por las que productor de café dice que producción de 2024 está en el limbo

Un productor caucano de café analizó las perspectivas para 2024. Se refirió a las dificultades para la tecnificación, a las siembras de café robusta y a la renovación de cafetales, entre otros temas.

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Diego Orozco es un  productor de café del departamento del Cauca. Lleva varios años produciendo café de alta calidad y desarrollando técnicas que resisten los fenómenos naturales. Desde hace un tiempo, hace divulgación sobre la actividad cafetera a través de las redes sociales, donde se puede encontrar como Coffee 28.0.

Más Colombia habló con Diego sobre las perspectivas para 2024, el impacto del fenómeno de El Niño, las razones por las que la caficultura colombiana es difícilmente tecnificable y las dificultades de la renovación de cafetales. Esto fue lo que nos contó. 


¿Cómo arranca el 2024 para los productores de café?

En la producción de café para este 2024 tenemos algo muy notorio, que es el fenómeno climatológico que nos está afectando: el fenómeno de El Niño. Las altas temperaturas y la reducción de precipitaciones en las zonas cafeteras nos ha afectado sobremanera. 

¿En qué sentido? En términos de la calidad de café, ya que, a medida que aumentan las temperaturas, aumentan mucho las plagas y las enfermedades. 

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Una de las plagas que más afecta al cultivo de café es la broca, que reduce directamente la calidad de la producción. A mediano y largo plazo, esto implica una disminución en la calidad de la producción de un café que va a ser exportado y que va a tener una reducción significativa de calidad.

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Café cereza

En este orden de ideas, el cambio climático y el fenómeno de El Niño hacen que la calidad del café disminuya, lo que genera una problemática en cuanto al tema de precios. El café es un cultivo que demanda demasiada agua. La perspectiva de producción para este 2024 está prácticamente en el limbo, debido a que las precipitaciones han disminuido hasta en un 60%. 

Una planta de café necesita en promedio 8 litros de agua por día y las precipitaciones se han disminuido a un orden de 8 litros de agua en una semana o hasta en 15 días. 


Esto evita que el café llene su fruto de una manera óptima, generando lo que nosotros llamamos un café veraneado. Entonces, la producción para este 2024 tiende a ser un volumen mayor, pero de inferior calidad.

¿Qué otros inconvenientes tienen?

Al tema climático se suma que los precios han venido en caída libre debido a la superproducción de Brasil, que es el principal productor mundial. 

Nosotros somos productores de café suave, arábigo suave, lavado. Somos el primer productor a nivel mundial de este tipo de café. La diferencia, y lo que nos hace distintivos a nivel mundial, es que nuestra labor es manual; no tenemos una caficultura mecanizada como la que tienen países como Brasil. Eso les reduce mucho los costos de producción. La competencia no es tan equilibrada en ese tema de costos de producción.

¿Qué barreras tienen para tecnificar? 

Una de las razones por las cuales la caficultura colombiana no es tecnificada es que contamos con microclimas, diferentes pisos térmicos. Entonces, el café no madura, no florece de una forma uniforme, sino que en el año florece hasta seis o siete veces. Cada floración tiene que ver con un periodo de cosecha. 

Hay zonas donde florece en el primer semestre hasta tres o cuatro veces. Esto va a marcar directamente lo que va a ser la cosecha. Al haber microclimas, no se puede obtener una cosecha uniforme. Toca recolectar manualmente, debido a que vamos a encontrar frutos verdes, frutos en formación y frutos maduros. 

Ya se han ensayado pilotos con una derribadora mecanizada. Se llama la derribadora selectiva de café, la DS-18. Se han implementado sistemas como las lonas asistidas, que son lonas que se colocan en el suelo del cultivo y luego se procede a derribar con esta máquina. Sin embargo, hemos encontrado que con ese sistema se derriban demasiados frutos verdes y esto disminuye en gran medida la calidad. 

Lo anterior ocurre en las zonas donde se pueden implementar este tipo de sistemas, porque entre el 60% y el 70% de nuestros terrenos tiene una inclinación superior al 45%. Esto quiere decir que son zonas de ladera, son montañas, y allí no es posible implementarlos. La topografía es otro tema que dificulta la tecnificación en nuestras zonas cafeteras. 


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Efectivamente, mientras la caficultura esté en las montañas no será posible tecnificarla. Sin embargo, sáquenos de una duda: ¿los mayores precios compensan la recolección manual del café?

El precio se ha venido afectando debido a las importaciones que se realizan de países como Brasil y Ecuador, de donde traen un café robusta, un café de calidad inferior. Esa calidad se ha mezclado con el café que producimos acá a nivel interno y se ha llevado como si fuese café colombiano a comercios internacionales. 

En el exterior le hacen un análisis muy riguroso, científico, químico, y han notado que la calidad ha disminuido. Anteriormente nos pagaban una prima por calidad de USD $85 centavos. Esa prima, a raíz de esos ajustes que hizo la FNC, de esas importaciones para lograr los volúmenes de producción, la redujeron a USD $25 centavos, lo que afectó directamente el precio interno, y el precio interno nos rige a todos.

Para no ir más lejos, hace aproximadamente un año estábamos vendiendo una arroba de café pergamino seco en $230.000 o $203.000, dependiendo de la calidad. Al día de hoy, esa misma arroba de café la estamos vendiendo de $128.000 a $135.000. Es una disminución bastante drástica que ha afectado directamente la producción y que puede poner en riesgo la continuidad de una labor así. 

Anteriormente, pagábamos por kilo recolectado de café cereza 1.200 pesos. Hubo la necesidad de reducir este valor hasta los 800 pesos, pero los gastos de las familias colombianas se han encarecido. El combustible está costoso, la canasta familiar está costosa, y pues la gente no va a querer trabajar por menos de eso. 

Así, el margen de ganancia ha disminuido demasiado. La caficultura en este momento resulta rentable para aquellas familias que pueden operar ellas mismas sus fincas. Me refiero a que ellas mismas puedan recolectar su café y realizar su proceso de beneficiado.

¿Cómo ve el futuro de la caficultura colombiana? ¿más hacia el lado de los cafés especiales o de la siembra de café robusta?

Entre los productores, a nivel interno, se ha venido manejando un tema de querer producir más. Desconociendo de pronto algunos factores, se han hecho a semillas de variedad robusta, que no tienen nada que ver con nuestra producción. Conozco muchos casos. 

El café robusta es un café como el que se produce en Brasil. Es un café que se da a unas alturas inferiores, requiere de menor cuidado, produce hasta un 70% más que nuestro café y en parte resiste más a las enfermedades. 


Entonces, tenemos una problemática interna y es que, de mediano a largo plazo, vamos a tener una mezcla de café robusta con café arábica, que es lo que está haciendo la gente de manera interna sin asesorarse o sin el conocimiento previo de lo que eso pueda implicar a futuro. 

Para terminar, hablemos de la renovación de los cafetales 

El tema es que el pequeño caficultor no programa las renovaciones porque ve en la producción de estos árboles su sustento. Entonces, si “zoquea” un cultivo, es un ingreso que deja de percibir. 

La Federación Nacional de Cafeteros ha otorgado incentivos, como dar fertilizante por plantas renovadas o subsidiar créditos, pero más que el incentivo, yo diría que se necesita suplir ese periodo sin producción. 

Entonces, debería haber una opción como un subsidio que complemente el ingreso o implementar un plan para intercalar con otro cultivo en el lapso de tiempo en que el café demora en volver a producir. Esa sería una buena medida que podría implementar la Federación o el Gobierno.