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“Gobierno da pasos acertados para la recuperación de la industria automotriz” Camilo Llinas

La industria automotriz colombiana celebra la decisión de limitar la cantidad de vehículos importados desde Brasil.

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El pasado 17 de julio, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo notificó a Brasil la decisión de no renovar el acuerdo de preferencias arancelarias bilaterales para la industria automotriz, cuyo plazo acaba el 13 de octubre de este año.

Este acuerdo establecía cupos tanto para Brasil como para Colombia en el intercambio de vehículos con arancel cero. Desde 2018 hasta hoy, Brasil ha ocupado todo el cupo, vendiendo más de 200 mil vehículos en ese tiempo, mientras que las ventas de vehículos de Colombia a Brasil son nulas.

Los Acuerdos de Complementación Económica (ACE) y los Tratados de Libre Comercio (TLC) comparten el objetivo de facilitar el comercio entre países. Sin embargo, los ACE tienen un alcance más limitado, suelen ser más flexibles y están asociados a procesos de integración regional, como la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).

Esto demuestra que este entendimiento fue perjudicial para Colombia, evidenciando cómo Brasil se aprovechó del acuerdo, mientras que Colombia no supo capitalizarlo.

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¿Pero qué pasó? 

Para Camilo Llinás, este acuerdo perjudicó a la industria automotriz colombiana. General Motors ya se ha retirado del país, Sofasa ha reducido su producción, Hino también ha disminuido su producción, y la venta de autopartes se ha visto afectada. La industria automotriz está en estado crítico.

Por eso, es determinante la decisión del ministro Luis Carlos Reyes y el viceministro Felipe Quintero, quienes tomaron la iniciativa de enviar ese comunicado a Brasil, atendiendo la solicitud de la industria automotriz colombiana de que no se pueden mantener tratados tan desequilibrados.

Es inconcebible que se nos hayan vendido 218 mil vehículos y que no se haya comprado uno solo. Las cifras demuestran que esta medida debió tomarse hace tiempo. 

Así que un agradecimiento al ministro y al viceministro, y esperamos que mantengan esta postura. Sabemos que habrá algunas reclamaciones por parte de los importadores, pero lo más importante es el país, el empleo, la industria y el interés de los comerciantes.

¿Quiénes se benefician de esta medida?

Se benefician Sofasa y Hino, las ensambladoras, así como un proyecto en desarrollo para ensamblar vehículos eléctricos. Los autopartistas también se benefician, ya que con el aumento de la producción podemos volvernos más competitivos y eficientes, permitiendo que la industria automotriz colombiana ofrezca precios competitivos en el mercado internacional.

El principal beneficiado es Colombia: el empleo, la industria, y la necesidad de defender esta industria, como lo hacen en otros países. Esta industria es fundamental para la transición hacia energías más limpias, como los vehículos eléctricos. No podemos permitir que desaparezca una industria clave solo por el interés de algunos importadores.

Primero el país, primero el empleo, y en segundo lugar, la transición energética hacia energías más limpias.

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¿Cómo pueden afectarse los precios? ¿El consumidor va a ser afectado? 

No, porque antes de este acuerdo, se importaban vehículos de México y de otras fuentes, y los precios no se redujeron con la entrada en vigor de este acuerdo. Si los importadores desean seguir participando en el mercado, pueden traer vehículos de otras fuentes como México, Corea o Japón. 

Lo que estamos haciendo es volver a la situación anterior, pero con la posibilidad de empezar a recuperar la industria automotriz nacional.

En cierta medida esta modificación implica que es una prueba de que los tratados sí pueden modificarse si existe la voluntad política. 

Claro, es que todo se puede deshacer como se hace. ¿Cómo se hicieron los tratados de libre comercio? Con decisión política. Fue una decisión de unos gobiernos de que abramos esto, firmemos, y no me dieron las consecuencias para la industria automotriz, ni el país se preparó para organizar puertos, carreteras, aeropuertos, ferrocarriles, seguridad, y lo que hizo fue prácticamente entregarle el mercado a los países con los que se firmaron los tratados. 

Este gobierno tiene decisión política y así como se tenía decisión política para firmar los tratados, también se puede tomar decisión política para renegociarlos y para acabar los tratados que no han sido equilibrados en casi 40 años que llevamos ya de una apertura salvaje.

¿Cómo van a influir estas medidas en la reactivación de la industria automotriz? 

El impacto será tanto a corto como a mediano plazo. Porque las ensambladoras que existen ahora, la que viene para ensamblar vehículos, especialmente buses eléctricos, se vuelven más competitivas y empiezan a tener precios mucho más factibles para llegar a los mercados internacionales. Entonces, al ser más competitivos internamente, podemos ser más competitivos externamente.

Llegamos a mercados externos, México, Brasil, Argentina, Chile, Perú, y eso lo que hace es que se aumenta la producción de vehículos, la producción de autopartes, se genera mano de obra formal, bien remunerada, muy bien preparada, y son colombianos que contribuyen al desarrollo económico del país porque pagan impuestos, consume bienes y servicios, y son personas que siguen transmitiendo los conocimientos a los nuevos trabajadores que van a llegar a las plantas por esta medida que tomó el Estado.

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