Datos personales: la moneda oculta de las redes sociales
Seguro usted sabe (y si no lo sabe, le conviene estar informado) que el uso de plataformas de redes sociales implica un riesgo estructural: cada clic, cada búsqueda y hasta el simple scroll que hacemos dentro de una aplicación deja un rastro de datos personales. Con esa información, las compañías reconfiguran constantemente sus algoritmos para perfilar al usuario y dirigirle contenidos o publicidad personalizada.
Este modelo de extracción no es una excepción, es la regla. Aunque las redes sociales aparentan ser gratuitas, en realidad el usuario paga con su información personal. Esa información, además, no solo alimenta la economía digital; ha sido utilizada incluso en procesos electorales, sin que los usuarios fueran plenamente conscientes de ello.
La plataforma TikTok negocio de China vive uno de sus momentos más críticos en Europa. En mayo de 2025, la Comisión de Protección de Datos de Irlanda impuso a la plataforma una multa récord de 530 millones de euros por transferir información de usuarios europeos a servidores en China sin las salvaguardas que exige el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR). La sanción incluyó la orden de suspender esos traslados si en seis meses la compañía no corrige sus prácticas.
Lejos de cerrarse, el caso escaló. En julio de 2025, el regulador irlandés de protección de datos abrió una nueva investigación después de que la propia empresa admitiera que ciertos datos de usuarios europeos habían sido almacenados temporalmente en servidores ubicados en China, lo que contradecía declaraciones anteriores de la compañía. El procedimiento busca establecer el alcance de esas transferencias y sus posibles implicaciones para el cumplimiento de la normativa europea.
Meta y las sanciones europeas: una guerra regulatoria en curso
Las sanciones europeas a Meta también marcaron el 2025. Bajo el marco del Digital Services Act (DSA) y el Digital Markets Act (DMA), la Comisión Europea ya había aplicado multas por prácticas anticompetitivas y por incumplir estándares de transparencia en contenidos y publicidad.
En septiembre de 2025, Meta y TikTok lograron una victoria parcial frente a Bruselas: el Tribunal General de la UE les dio la razón en su impugnación contra las tarifas supervisoras del DSA, ordenando a la Comisión reformular en doce meses la metodología de cálculo. Pese al triunfo, el clima regulatorio sigue siendo adverso.
De hecho, Meta anunció que desde octubre de 2025 suspenderá todos los anuncios políticos en la Unión Europea, argumentando que las reglas actuales de transparencia los vuelven “inoperables”. El movimiento deja en evidencia cómo las plataformas están ajustando su negocio digital para sobrevivir en un continente cada vez más regulado.
Estados Unidos y China: el tablero geopolítico de TikTok
El TikTok negocio de China también se juega en el tablero global. Tras años de disputas, en septiembre de 2025 se conoció que Washington y Pekín alcanzaron un marco de acuerdo para transferir la propiedad de las operaciones de TikTok en Estados Unidos a una entidad con sede en ese país, respaldada por inversionistas estadounidenses, entre ellos fondos de capital privado y empresas tecnológicas como Oracle, Andreessen Horowitz y Silver Lake.
La nueva compañía gestionará TikTok bajo un esquema de supervisión estricta en el manejo de datos, aunque seguirá utilizando el algoritmo original de ByteDance. Este punto fue central en la negociación, ya que China considera dicho algoritmo una tecnología estratégica y exige autorización previa para cualquier transferencia de infraestructura o propiedad intelectual vinculada a la plataforma.
El pacto fue posible tras varias rondas de negociación y la intervención directa de los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, quienes programaron una llamada de alto nivel para confirmarlo. Como parte del acuerdo, Estados Unidos extendió hasta diciembre de 2025 el plazo legal para que ByteDance concrete la venta, buscando evitar la prohibición definitiva de la aplicación en su territorio. Este proceso abre un nuevo capítulo en la disputa entre Estados Unidos y China, donde la tecnología se ha convertido en el frente principal de la rivalidad estratégica.
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Lo que está en juego
La convergencia de sanciones, litigios y negociaciones internacionales demuestra que el TikTok negocio de China es hoy un campo de batalla económico y político. Europa busca blindar la privacidad de sus ciudadanos y equilibrar el poder de los gigantes digitales. Estados Unidos intenta garantizar que aplicaciones de origen chino no supongan riesgos de seguridad. Y China, por su parte, defiende a una de sus empresas tecnológicas más influyentes como símbolo de soberanía digital.
La negociación y el acuerdo marco alcanzado entre China y Estados Unidos sobre TikTok, en septiembre de 2025 en Madrid, marcaron una nueva fase en esta rivalidad tecnológica. Más que un pacto puntual, fue un gesto diplomático que refleja la voluntad de ambas potencias de gestionar la fricción sin romper del todo las relaciones comerciales y tecnológicas.
Europa, por su parte, mientras endurece regulaciones para proteger la privacidad y la integridad electoral, enfrenta el reto de limitar la influencia de actores externos y de evitar la manipulación en procesos democráticos.
Esta disputa revela un choque de modelos de gobernanza tecnológica: EE. UU. busca seguridad nacional y control de datos frente al riesgo de espionaje; China defiende su derecho a la soberanía digital y protege innovaciones consideradas estratégicas, como el algoritmo de TikTok; y la Unión Europea intenta fijar estándares regulatorios que le permitan recuperar capacidad frente a corporaciones que superan el poder de muchos Estados.
En definitiva, el TikTok negocio de China no es solo un fenómeno digital, sino un pulso global por el control de los datos, la seguridad nacional y la soberanía tecnológica.
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