Trump humilla y abandona a Ucrania en medio de un TV Show

Javier Andrés Arango A.
Politólogo, Magister en Estudios Internacionales. Investigador de Geopolítica en Contexto.
Una Cumbre atropellada. Ucrania abandonada y humillada. Un Acuerdo de Minerales extorsivo y un Acuerdo de Paz realista.
Un acuerdo sobre Ucrania, sin Ucrania
El mundo se le vino abajo —aún más abajo—, al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. Es un hecho que su país, junto con la OTAN, ha perdido la guerra contra Rusia, un conflicto que ya suma tres años de desgaste militar desde su inicio en 2022.
En el Acuerdo de Paz discutido en Riad (capital de Arabia Saudita) entre Trump y Putin junto con sus delegaciones y sin la presencia de Ucrania ni delegación europea, Moscú dejó claro que puede cesar sus acciones militares, pero que no devolverá ni un solo centímetro de territorio ganado en el campo de batalla.
Por su parte, Estados Unidos acordó descartar la instalación de una base de la OTAN en Ucrania, presionar para la realización de elecciones anticipadas -buscando apartar a Zelenski del poder-, y crear un millonario Fondo de Inversiones para la reconstrucción del país. Pero esto último no fue un regalo: a cambio, EE.UU. busca asegurarse el control de recursos minerales estratégicos valorados en quinientos mil millones de dólares.
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Ucrania abandonada y humillada por televisión
La dependencia de Ucrania a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN ha quedado en evidencia como nunca antes. Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, el enfoque de Washington ha cambiado radicalmente, dejando a Kiev en una posición aún más vulnerable.
A la ya lamentable inoperancia de la actual dirigencia europea, se sumó el espectáculo televisado entre Trump y Zelenski el pasado viernes 28 de febrero. El mundo vio en vivo y en directo lo que suele ocurrir en reuniones diplomáticas a puerta cerrada, entre el dirigente de un país de corte imperialista y el presidente de un país súbdito, que gira como la luna sobre la tierra, por la fuerza de la gravedad del poder que ejerce el grande sobre el pequeño.
En el Despacho Oval, el presidente Donald Trump reprendió a Zelenski, ante las cámaras y ante el mundo, por no seguir el formato establecido de una rueda de prensa común, donde Trump dicta órdenes y el visitante asiente con tono de “Yes Sir”.
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El acuerdo sobre Minerales y tierras raras: Ucrania de regreso a la colonia
De acuerdo con múltiples medios internacionales, el “Acuerdo sobre Minerales” que sería el objeto central de la Cumbre bilateral, terminó volando por los aires posterior al desencuentro entre ambos mandatarios. Sin embargo, desde un enfoque realista, esto no es así. El Acuerdo seguirá adelante.
¿Por qué? Primero, porque ni Ucrania ni la OTAN pueden sostener una guerra indefinidamente contra Rusia. Y segundo, porque EE.UU. no dejará pasar la oportunidad de asegurarse un jugoso botín de recursos clave: 19 millones de toneladas de reservas probadas de grafito, un tercio del litio europeo y 17 minerales de tierras raras esenciales para tecnología y armamento. Y todo lo anterior, en el marco de una vertiginosa carrera tecnológica contra China.
Zelenski, necesitado, cargaba una sola bandera en su maltrecha valija para la Cumbre con Trump: “Garantías”, o traducido en lenguaje común, que Estados Unidos se comprometa a un acuerdo de seguridad futuro, en dado caso que Rusia decidiera aumentar sus objetivos estratégicos más allá de los territorios anexionados hasta ahora en el campo de batalla, solicitud que no será atendida por Trump puesto que no fue parte del paquete acordado con Putin.
En la estrategia actual de Estados Unidos se encuentra el acercamiento de Rusia y un aislamiento progresivo de China, a mediano plazo.
El desmembramiento de Ucrania al que asistimos, es un infierno que apenas comienza, conducido por los mismos Estados Unidos al buscar imponer en territorio ucraniano, frontera con Rusia, una base militar de la OTAN.
Infierno tal vez comparable con aquellos descritos por Dante en “La Divina Comedia”, creándose hoy un nuevo círculo, para aquellos condenados que, como Zelenski, lamentan cifrar sus esperanzas en una potencia de corte imperialista que les prometió el cielo empujándolos a la guerra y luego los abandonó a su suerte, y les cobra con creces cada centavo de dólar girado para “apoyarlos”.
Bien lo dice el adagio popular, las superpotencias no tienen aliados, ni amigos, solo tienen intereses.