Disminuye el precio de los alimentos a nivel mundial, pero en Bogotá las fluctuaciones continúan

Según la FAO, en agosto el precio de los alimentos estuvo 1,1% por debajo del resultado del mismo período en el año 2023. Esta leve disminución se debe en gran medida a una fluctuación a la baja en los precios del azúcar, la carne y los cereales, categorías en las que se evidenció una disminución considerable, de acuerdo con el más reciente informe de la FAO.

Pese a esta reducción generalizada a nivel global, el precio de los alimentos en Bogotá cerró con un balance alcista el mes pasado. En mercados tradicionales como Paloquemao, La Perseverancia y Las Ferias, se han disparado los precios de alimentos como la papa, el tomate y la cebolla. El precio del tomate, por ejemplo, registró incrementos de más del 20 % durante el mes de agosto en comparación con el mismo período del año previo.

Este aumento en el precio de los alimentos debe su origen a una combinación de factores, entre ellos el aumento en los costos de transporte, las condiciones climáticas adversas, una oferta limitada de productos agrícolas, y desde luego el paro de camioneros que recientemente se tomó varias vías del país.

Ahora que el paro terminó y la movilidad vial regresó a la normalidad, los capitalinos esperan recuperar el precio de los alimentos que anticipó a las manifestaciones.

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Cómo está el precio de los alimentos en Bogotá

El precio de los alimentos en la capital colombiana se vio fuertemente afectado por los bloqueos viales que, semanas atrás, fueron noticia en el país. Sin embargo, en los últimos días se ha registrado una mejoría en el precio de varios alimentos.

En la Plaza de Mercado Codabas, por ejemplo, el precio del tomate bajó de $3.000 a $1.800 por libra. Asimismo, otros productos como la arveja y la cebolla mostraron caídas significativas. La arveja, que llegó a costar hasta $10.000 la libra, ahora se encuentra a $6.000, mientras que la cebolla pasó de $3.000 a $1.500 la libra.

Si bien varios de los alimentos ya han registrado precios más estables, algunos productos continúan con sus precios al alza. El mango, por ejemplo, pasó de $2.000 a $6.000 la libra, mientras que el aguacate subió de $5.000 a $6.500.

Lo cierto es que las plazas de mercado son una excelente opción para quien busca productos frescos y de buena calidad. La cercanía, la posibilidad de negociar precios directamente con los vendedores y la variedad de productos locales hacen de estos mercados un favorito para muchos. En medio de estas fluctuaciones, algunos commodities han registrado precios más favorables, tanto para el consumidor como para los productores, un balance positivo para el campesinado colombiano.

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El maíz, la leche y el aceite subieron de precio

El informe de la FAO arrojó varios datos que dan cuenta de la volatilidad del precio de los alimentos en escala global. Si bien el precio de los cereales se vio mermado, lo cierto es que otros alimentos protagonizaron un aumento en su precio. Según el informe, el maíz es uno de los alimentos cuyo precio se incrementó levemente en las últimas semanas como resultado de la escasez estacional y la apreciación de las monedas de algunos de los países exportadores. Lo cierto es que el informe muestra un aumento en esta categoría del 0,6%.

En paralelo, los aceites vegetales también experimentaron un aumento en su precio a nivel mundial. Según indicó la FAO, el precio de este alimento subió un 0,8 % en agosto, alcanzando su nivel más alto en los últimos 20 meses.

Detrás de este fenómeno alcista estarían varios fenómenos. Según la FAO, el principal motivo del incremento tiene que ver con el alza en los precios del aceite de palma, que compensó con creces la baja en los aceites de soja, girasol y colza.

Además, el precio de los alimentos lácteos también vio un incremento a escala global. Según la FAO, este grupo de alimentos protagonizó un alza del 2,2% en su precio, debido, principalmente, a un disparo en la demanda de varios productos como leche en polvo y queso.

Estas fluctuaciones ponen en evidencia la volatilidad del precio de los alimentos, frecuentemente alterados por factores climáticos, geográficos, e incluso políticos.

Entretanto, el mercado colombiano tendrá que ajustarse a las condiciones climáticas y sociales que surjan en el camino para conseguir un equilibrio que favorezca a los productores nacionales y a los consumidores.