Guerra comercial entre Estados Unidos y China sin final a la vista
En la guerra comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China aun no se avizora una conclusión. Esta situación depende de la confianza mundial en la fortaleza de la economía estadounidense la cual continúa perdiendo peso en la economía mundial.
Durante el mandato de Donald Trump (2017 – 2021) Estados Unidos desató una guerra comercial contra China imponiendo altos aranceles a una buena parte de los productos provenientes de ese país.
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La guerra comercial no ha cambiado sustancialmente la situación
A pesar de esas medidas de protección comercial, según estadísticas del gobierno estadounidense en 2022 este déficit llegó a USD 537.000 millones, aunque durante 2022 y 2023 las importaciones de productos chinos cayeron en un 20%.
Las medidas de Estados Unidos para enfrentar esta guerra comercial no han incidido sustancialmente en la disminución de su déficit comercial el cual estuvo en 2023 en USD 1.152.972 millones los cuales equivalen al 4,21% de su PIB, un monto bastante importante, aunque inferior al registrado en 2022, que fue de USD 1.306.594,5 millones de dólares o sea el 5,14% del PIB.
El déficit lo financia Estados Unidos mediante el aumento de su deuda la cual suma hasta el momento según el Departamento del Tesoro de ese país USD 34,5 billones.
Estados Unidos se endeuda emitiendo diversos tipos de papeles, entre ellos los bonos del tesoro y para lograr ese endeudamiento tiene que pagar intereses altos, con lo cual empuja hacia el alza los intereses a nivel mundial y los demás países tiene que mantener tasas iguales o superiores para no precipitar una fuga de capitales hacia los bonos estadounidenses.
Esta guerra comercial en el mediano y largo plazo es insostenible pues poder colocarla depende de la confianza mundial en la fortaleza de la economía estadounidense la cual tendencialmente ha perdido peso en la economía mundial.
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La guerra comercial también es tecnológica
La situación de Estados Unidos es particularmente compleja en relación con China, pues no se trata solamente de una guerra comercial, sino una disputa tecnológica ya que el comercio con el gigante asiático no se limita a manufacturas y materias primas con poco valor agregado, sino que han venido concentrándose en productos con alto desarrollo tecnológico.
Las principales exportaciones chinas en 2024 fueron teléfonos (7,7%), máquinas automáticas para tratamiento o procesamiento de datos (5,2%), circuitos electrónicos integrados (4,3%), semiconductores (1,8%) y los acumuladores electrónicos (1,6%).
Ocupa un papel importante en el comercio chino las exportaciones de vehículos las cuales llegaron en 2023 a casi 5 millones de unidades en 2023 siendo sus principales destinos Bélgica, Reino Unido), Arabia Saudita), Australia y Estados Unidos
Las exportaciones chinas de automóviles aumentaron durante 2023 el 63,7%, ocupando un lugar destacado en esa expansión los vehículos híbridos y eléctricos.
El crecimiento de las exportaciones chinas de automóviles fue impulsado por las exportaciones de vehículos de nueva energía (NEV, siglas en inglés), que se dispararon un 77,6 por ciento para superar los 1,2 millones de unidades en 2024 y dentro de ellas las exportaciones de vehículos eléctricos puros aumentaron un 80,9 por ciento, mientras que las de los híbridos subieron un 47,8 por ciento interanual.
Según fuentes chinas la producción anual total de vehículos bordea los 30 millones anuales de los cuales cerca de 22 millones están destinados a su mercado interno.
La producción y las ventas de NEV superaron los 9,49 millones de unidades, cifras que representan aumentos interanuales del 35,8 por ciento y el 37,9 por ciento, respectivamente. La cuota de mercado de los NEV se situó en el 31,6 por ciento.
Las exportaciones chinas de automóviles cuyo precio calidad compiten con ventaja con las los de Estados Unidos y Europa, han puesto en peligro a las empresas occidentales en un sector que no solamente genera un gran número de empleos sino importantes encadenamientos tecnológicos
Esto explica porque, principalmente desde mayo, Estados Unidos ha aumentado los aranceles a los vehículos eléctricos chinos en hasta el 100%. Un síntoma más de esta guerra comercial.
El presidente Joe Biden mantuvo durante los últimos tres años la mayoría de los aranceles que Trump puso a China, pero los incremento para algunos bienes tales los vehículos eléctricos, los semiconductores y el acero, pero también el aluminio, las baterías, las células solares, las grúas y algunos productos médicos producidos en China, como jeringas y agujas.
En 2018, Trump impuso aranceles de hasta el 25% a lavadoras, paneles solares, acero y aluminio de fabricación extranjera, así como a muchos productos de fabricación china, incluidas gorras de béisbol, equipaje, bicicletas, televisores y zapatillas de deporte.
Coinciden Biden y Trump en adoptar políticas proteccionistas hacia China
En medio de esta guerra comercial, Trump planea aumentar los aranceles promulgando un arancel de al menos el 10% sobre todas las importaciones de todos los países, un arancel superior al 60% sobre todas las importaciones chinas y un arancel del 100% sobre todos los automóviles fabricados fuera de Estados Unidos.
China no es un gran exportador de vehículos eléctricos a Estados Unidos por lo cual el gobierno estadounidense ha calificado las nuevas medidas como aranceles preventivos, estos aranceles se aplicarán gradualmente y significan una escalada en la guerra comercial desatada por Trump.
China por su parte amenaza con detener las exportaciones de minerales críticos para la transición energética y disminuir la exportación de tecnologías para la “economía verde”.
