Paneleros celebran: Superintendencia niega patente de la panela después de intensa batalla legal
La Superintendencia denegó la patente de la Panela tras la oposición de Fedepanela a la solicitud de González Ulloa. Le contamos todo sobre la intensa batalla legal que se extendió por años.
En una victoria histórica para la Panela y sus productores, la Superintendencia de Industria y Comercio emitió la resolución 199 el 9 de enero de 2024, denegando la patente solicitada para este emblemático producto colombiano.
La decisión es el resultado de una feroz oposición liderada por Fedepanela, la Federación Nacional de Productores de Panela, frente a la solicitud de patente realizada por el investigador Jorge Enrique González Ulloa. Este investigador buscaba patentar un método similar al ancestralmente utilizado por los productores paneleros para elaborar la panela.
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La batalla legal por la patente de la panela
La batalla legal comenzó en septiembre de 2020, cuando Fedepanela, a través de una oficina de abogados experta en propiedad intelectual, presentó una oposición al otorgamiento de la patente.
Para los productores de panela, la solicitud de la patente representa un intento del sector azucarero por eludir las protecciones establecidas en la Ley 40 de 1990, las cuales salvaguardan a este sector.
De acuerdo a Fedepanela, la producción de este emblemático endulzante colombiano es el sustento de 350,000 familias campesinas, equivalente al 12% de la población rural económicamente activa.
La oposición de Fedepanela a la patente se extendió más allá de las fronteras colombianas, llegando a Australia, Costa Rica, Nicaragua y Ecuador, donde González Ulloa también solicitó patente. En Estados Unidos, donde la patente ya fue otorgada, el equipo jurídico contratado por Fedepanela se encuentra evaluando los procedimientos legales disponibles para impugnar la decisión.
La federación recibió respaldo de diversos sectores, incluyendo entidades gubernamentales, congresistas, alcaldes, investigadores, y la opinión pública en general. Desde julio de 2021, Fedepanela presentó oposición ante la Superintendencia de Industria y Comercio en Colombia, reafirmando su compromiso con la preservación de la tradición y la importancia económica de la panela en el país.
Respecto a esta victoria, Óscar Gutiérrez, Director Ejecutivo Nacional de Dignidad Agropecuaria, afirmó que se trata de un avance significativo en la lucha de la patente de la panela, sin embargo, prevé un nuevo pleito legal en el futuro.
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¿Quién quería patentar la panela?
Jorge González Ulloa, accionista de Riopaila Castilla S.A., una importante empresa azucarera colombiana, logró obtener la patente estadounidense N.º 10.632.167 para un método de fabricación de un azúcar sin refinar con altos niveles de policosanoles, sustancias presentes en la cera de caña de azúcar que se cree reducen el colesterol.
Según la patente de González, este método daría como resultado un producto consumible que podría reducir el colesterol a un costo asequible para todas las personas, especialmente aquellas con recursos limitados.
Este azúcar sin refinar, bautizado como “Polycane”, se convertiría en el “Lipitor de los pobres” (medicamento utilizado para tratar el colesterol), de acuerdo a González, precisamente por sus bondades para disminuir el colesterol.
“Logré descubrir el endulzante más saludable del mundo. Las industrias azucareras están enloquecidas con el producto, en Europa se han enloquecido con el producto”, así lo afirmó Jorge Enrique González Ulloa en su primera declaración pública a propósito del endulzante que buscaba patentar.
En palabras de González Ulloa, “nunca se había visto en el mundo”.
Sin embargo, el proceso de fabricación de la “Polycane” atrajo la atención de los colombianos, ya que es prácticamente idéntico al de la panela, el emblemático endulzante que se produce desde la llegada de los conquistadores.
A pesar de que el camino legal podría extenderse con una posible apelación, la resolución de la Superintendencia es una noticia positiva que refuerza la protección de productos autóctonos y destaca la capacidad de las comunidades agrícolas y empresariales locales para preservar sus tradiciones.
