Nuevas variedades de papa en Colombia le están dando un nuevo aire al sector

La producción y el área de siembra de papa en Colombia ha disminuido de manera sostenida en los últimos 4 años, según las cifras oficiales de este gremio.

Hablamos con Germán Palacio Vélez, gerente general de la Federación Colombiana de Productores de Papa (Fedepapa), el gremio que representa a los papicultores en Colombia y que genera los lineamientos de política sectorial ante el gobierno, organizaciones nacionales e internacionales y afiliados en general.

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Según el directivo gremial, “el apoyo y la inversión en investigación y desarrollo, así como en programas de transferencia de conocimientos sobre estas nuevas variedades, serán esenciales para garantizar la seguridad alimentaria y el bienestar de más de 90 mil productores de papa, quienes continúan trabajando incansablemente para llevar este producto a las mesas de los colombianos”.

Hay que destacar que Fedepapa desarrolla programas, proyectos, productos y servicios orientados al mejoramiento tecnológico, la sostenibilidad ambiental en sus campos y la sostenibilidad económica del sistema productivo de la papa en Colombia.

Además, en esta charla el doctor Palacio nos presentó las nuevas variedades de papa en Colombia: Bachué, Villa y Jacky. Estas variedades muestran un potencial de productividad superior a 50 toneladas por hectárea, con requerimientos moderados de fertilizantes, menor necesidad de fungicidas y una excelente calidad organoléptica. Por tanto, se convierten en una de las mejores opciones para la producción de papa en el país.

A continuación, transcribimos un fragmento de la entrevista que podrá ver completa en el video ubicado en la parte superior de esta noticia.

¿Cómo se encuentra hoy el sector productivo de la papa en Colombia? 

La producción de papa en Colombia  ha tenido varios inconvenientes en los últimos años y esto ha hecho que muchos productores se hayan ido retirando del sector. 

Hay alrededor de 100.000 productores de papa en Colombia, de los cuales el 85% son papicultores que trabajan en menos de una hectárea de tierra y el 90% lo hacen en menos de 3 hectáreas. 

Es decir que el sector de la papa es una economía de pequeños productores. Esto lleva a que muchos productores salgan de la actividad frente a cualquier problema que se presente en un ciclo productivo corto de 6 meses. Por ejemplo, hace unos 5 o 6 años se producían alrededor de 130.000 hectáreas. Ahora estamos cercanos a las 110.00 hectáreas

Sin embargo, hay algo muy importante: la oferta de papa en Colombia no ha disminuido. Nosotros hemos estado sostenidos por el orden de las 2.550.000 toneladas aunque se haya rebajado en cerca de 20.000 hectáreas la producción. Esto es debido a que los productores de papa en Colombia  se han ido tecnificando y los rendimientos han aumentado sostenidamente en los últimos años. 

Hace unos 5 años, cuando se producían 130.000 hectáreas, los promedios eran de 18 toneladas de papa por hectárea, ahora con 110.000 hectáreas los promedios han subido a cerca de 23 toneladas por hectárea.

Esto es resultado de las directrices que hemos dado a los productores de papa en Colombia, a quienes les hemos  insistido en la utilización de semillas certificadas, en el análisis de suelo y en la implementación de un paquete tecnológico que haga mucho más eficiente la producción de buena papa en el país. 

Podemos decir que habrá una oferta permanente y suficiente para cubrir las necesidades de la población colombiana y de la industria nacional.

¿Cuál es el aporte de este sector papicultor al PIB nacional, al PIB agropecuario y a la generación de empleo rural?

La producción de papa en Colombia cuesta alrededor de $3,6 billones de pesos. Esto representa alrededor del 5% del PIB agropecuario. Y si lo comparamos con el PIB nacional, el valor es muy pequeño, es algo así como el 0,5% del total, cerca de 800 millones de pesos.

En relación con el empleo rural, el sector de la papa genera alrededor de 20 millones de jornales al año. En la actualidad, hay 360.000 familias que dependen directa o indirectamente del cultivo de papa. Esta, a su vez, es el producto más importante en la generación de empleo en clima frío.

En otras palabras, la papa en Colombia es un producto primordial para la generación de empleo en el campo, además es el segundo producto en importancia en la cadena alimenticia, después del arroz.

A nivel mundial, la papa es el tercer producto en importancia después del trigo y el arroz, lo que representa que en la dieta colombiana es fundamental la papa.

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Ahora, cuéntenos cómo está el sector en el comercio internacional, ¿Colombia es un país exportador de papa?

No. Colombia en la actualidad no es un país exportador de papa. Entre 2008 y 2010, en la primera década del siglo, sí hubo exportaciones importantes de papa, sobre todo a Venezuela a donde llegaban cerca de unas 35.000 toneladas al año.

En la actualidad, con la caída del mercado internacional, solo se exportan unas 2.500 toneladas de papa criolla en conserva que se envían básicamente al sur de la Florida, a Panamá, algunas islas del Caribe,a España y Japón. 

Si tenemos en cuenta que la producción de papa en Colombia es 2.570.000 toneladas, exportar tan solo 3.000 toneladas es supremamente bajo. Frente a esta situación, desde Fedepapa estamos tratando de buscar nuevos mercados internacionales y que se reactive el mercado venezolano.

Con Fedepapa hemos revisado posibilidades de exportar a algunos países centroamericanos. Sin embargo, la entrada de la papa colombiana a Honduras se cayó por varios factores como la inestabilidad de los precios, los problemas generados por  los cierres en las vías, los efectos de la pandemia por COVID-19, y los altos costos de producción, que ya han ido rebajando.

¿Si no exportamos la papa, la importamos? ¿O lo que tenemos es suficiente para el consumo interno?

La Federación ha denunciado las altas importaciones de papa bajo prácticas desleales de comercio. En 2018, el gobierno anterior nos concedió, en un acto sin precedentes en el sector agropecuario, unas demandas antidumping a algunas empresas de la Comunidad Económica Europea (CEE), especialmente de Bélgica, Holanda y Alemania. 

En 2010 importamos alrededor de unas 11.000 toneladas de papa. Es muy grave que, a pesar de la imposición de medidas antidumping que está cerca al 10%, el año pasado importamos casi 110.000 toneladas de papa precocida y congelada, es decir en bastones. 

Esto es muy grave si consideramos que esas toneladas desplazan alrededor de unas 300.000 toneladas de papa en fresco; es grave que estas importaciones de papa –bajo prácticas desleales de comercio porque se están vendiendo por debajo de los costos de producción–, buscan afectar a los productores nacionales. 

El gobierno actual ha estado muy pendiente de estas prácticas desleales de comercio y esperamos que próximamente se vuelva a revisar y se prolongue el impuesto al valor, que está cercano al 10%.

Hasta el momento hay una imposición o protección por 5 años, la cual fue decretada en septiembre del año pasado, por lo que nos quedan 4 años para estar protegidos de estas prácticas desleales de comercio internacional.

Lo que buscamos con esta protección es que el sector de la papa en Colombia esté blindado de prácticas desleales como estas, con el objetivo de mejorar y aumentar la productividad, y disminuir costos para que los productores colombianos se puedan defender de esa deslealtad que hay en el comercio y el mercado en general. 

Explíquenos un poquito más sobre las variedades que están incorporando en la producción. ¿Por qué deciden ustedes sacar estas variedades de papa al mercado?

Este trabajo se ha hecho en conjunto con la Universidad Nacional y son con recursos del Fondo Nacional de Comercio de la papa. Hay tres variedades: la Bachué, Yaqui y Villa, que lanzamos en Agroexpo este año. 

Hemos observado que estas tres variedades tienen productividades superiores a las 40 o 50 toneladas, dependiendo del lugar donde se produzcan. Además, requieren menos fertilizantes y agroquímicos durante su producción. 

Para conocer esto, hicimos trabajos en varias parcelas demostrativas, con los resultados que nos arrojaron las registramos ante el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). 

Le cuento también que vamos a empezar a producir mini tubérculos para regalarle directamente a las asociaciones de pequeños productores. Queremos buscar que la comercialización de estas nuevas variedades se haga directamente con asociaciones de pequeños productores hacia los centros de consumo directo de la población, es decir, a donde se venden frutas y verduras.

Buscamos también que las asociaciones de pequeños productores entreguen estos productos directamente a la industria, evitando intermediarios, para que el productor sea el principal beneficiado con este tipo de distribución y comercialización, con unos costos de producción más reducidos y una producción más eficiente. Asimismo, el consumidor y la industria nacional podrán obtener un producto mucho más fresco, de manera directa y con precios mucho más competitivos.