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domingo, 19 de mayo de 2024
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Impuestos saludables podrían no ser tan efectivos para reducir el consumo

Los impuestos saludables buscan reducir el consumo de los productos sobre los que se aplican. Las cifras del Ministerio de Hacienda sobre el impuesto a bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados muestran que ello podría no ocurrir en la medida esperada.
Impuestos saludables, Bebidas azucaradas, Alimentos ultraprocesadas, Más Colombia

Siguen conociéndose detalles de la propuesta de reforma tributaria. El jueves pasado, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público dio a conocer los montos que espera recaudar con las distintas medidas contempladas en la reforma, hasta completar un recaudo de $21,45 billones en 2023 y de 24,41 billones en 2026. 

Entre los datos que dio el Ministerio, está el correspondiente a los llamados impuestos saludables, con los que se busca reducir el consumo de alimentos que tienen un efecto negativo probado en la salud de las personas. En este caso, se trata de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados. 


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Llama la atención que el recaudo esperado por este concepto aumenta considerablemente con el paso de los años. Así, mientras en 2023 se espera recaudar $1,27 billones, para 2026 la cifra asciende a 4,10 billones (ver gráfica). 

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¿Por qué es llamativo el recaudo esperado?

Los impuestos saludables se basan en la premisa de que, si resulta más costoso consumir ciertos alimentos y comestibles, habrá gente que prefiera sustituirlos por otros que no estén gravados con dicho impuesto y que, de paso, sean más saludables. Además, con el dinero que se recaude gracias al consumo de quienes elijan seguir incluyéndolos en su dieta, se podrá ayudar a financiar el sistema de salud. 

Con los impuestos saludables pasa que lo que tienen de impuesto no lo tienen de saludable, y lo que tienen de saludable no lo tienen de impuesto. Es decir, si el recaudo fiscal es grande, es porque la medida no logró disuadir el consumo y, entonces, no fue tan “saludable”. Y, si el recaudo fiscal es pequeño, se tiene que la medida sí fue “saludable”, pero entonces no resultó efectiva como impuesto. 

Dado que el objetivo de los impuestos saludables es reducir el consumo de productos que perjudican la salud, como ya ocurre, por ejemplo, con los impuestos a los cigarrillos o a las bebidas alcohólicas, se busca que la balanza se incline en favor del segundo escenario. Una manera de aproximarse a qué tan saludable es un impuesto saludable consiste en evaluar el recaudo a lo largo del tiempo. 

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En el caso que nos ocupa, no se tienen datos concretos, puesto que la medida aún no se está aplicando. Sin embargo, se conoce el recaudo esperado, es decir, lo que el gobierno nacional espera que ocurra con el impuesto, y los resultados podrían no ser tan alentadores como se ha planteado. 


De acuerdo con el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, se espera que los impuestos saludables sean una fuente de ingresos para el Estado cada vez mayor, al punto de que las estimaciones muestran que su recaudo se triplicaría (3,22 veces) en cuatro años. Al desagregar por tipo de impuesto saludable —bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados—, se tiene un comportamiento similar, aunque con una mayor tendencia de crecimiento en el caso de los alimentos ultraprocesados. 

El recaudo por concepto de bebidas azucaradas pasaría de 578 mil millones de pesos (0,58 billones al aproximar), en 2023, a 1,78 billones en 2026. Por su parte, el recaudo por alimentos ultraprocesados pasaría de 689 mil millones de pesos (0,69 billones al aproximar) a 2,32 billones (ver gráfica). En el primer caso el recaudo se multiplica por 3,06 veces y en el segundo por 3,36 veces. 

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Si bien los incrementos mencionados se explicarían, en parte, por el aumento poblacional que habrá en los próximos años, y es posible argumentar que el crecimiento habría sido mayor sin el impuesto o que su éxito tarda un tiempo, lo cierto es que el consumo de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados seguirá siendo importante en el mediano plazo. 

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